Las actividades mineras en Sudamérica tuvieron su auge durante la colonización, luego de que la corona española decidiera explotar las diferentes minas ubicadas en lo que ahora son los territorios de Bolivia, Perú y Chile. Es desde entonces cuando se extrajeron minerales como el oro y la plata en grandes cantidades.
La ambición española por estos minerales fue tanta que trajeron esclavos desde otros continentes, especialmente de África, para que sean ellos quienes se encarguen de los trabajos forzosos como las excavaciones y las incursiones en lo más profundo de las minas.
Con el paso de los años, los esclavos africanos no soportaron el clima en las minas, puesto a que casi todas ellas se encontraban en las planicies más elevadas del subcontinente, por lo que los españoles comenzaron a obligar a los indígenas locales a suplirlos.
Fueron estos indígenas los que superaron en número a los esclavos africanos, desde entonces, comenzaron a fusionar sus costumbres y cosmovisiones con las de los españoles, produciéndose una simbiosis sin igual. El ejemplo más claro de esta simbiosis es el sincretismo entre la religión católico-cristiana y las cosmovisiones andinas, las cuales produjeron un sinfín de leyendas y ritos. Si deseas leer más artículos como este, puedes visitar el sitio web oficial de Fidel Ernesto Sánchez Alayo.
Leyendas y ritos religiosos en la minería
Ya que los mineros fusionaron sus cosmovisiones con las enseñanzas católico-cristianas impuestas por los españoles, comenzaron a surgir varias leyendas, las cuales dieron como fruto diferentes ritos que deben desarrollarse sí o sí para evitar accidentes dentro de las minas.
Es entonces cuando surge la leyenda más famosa, la del Tío-Tío, quien es una personificación del diablo, el ser maligno que quebranta a la humanidad según las enseñanzas católico-cristianas. Es a este personaje a quien se le debe rendir tributo antes del ingreso a cualquier mina, con el fin de que los trabajos no sean tan pesados y los mineros se sientan protegidos.
Esta leyenda es famosa en países como Bolivia, Perú y Chile, pues los mineros de esos países manejan la teoría de que si no se cumple con dicho rito, es muy probable que suceda un accidente. El rito o tributo al “Tío-Tío” de las minas, consiste en sacrificar a un animal para derramar su sangre a los pies de este personaje, a quien también se debe invitar un trago y un cigarrillo, mientras los mineros consumen hojas de coca.