El autor del anticristo no era antisemita

La filosofía siempre ha sido un estilo de conocimiento bastante astuto que  es capaz de distinguir las cosas  aparentes de las son,   existieron trabajos radicales, pero uno de ellos se distingue particularmente por que fue mal interpretado con un gran descuido y  es que el Anticristo de Nietzsche es uno de los libros menos entendidos a lo largo de nuestra historia, a pesar de ser tan claro parece despertar ciertas emociones  que los seres humanos no son capaces de controlar y los lleva a plantear interpretaciones completamente descontextualizadas del texto

Se sabe de antemano que el autor del libro no era un fanático y menos un amante de la cultura judía, y de hecho al despreciaba, como despreciaba a  los nacionalistas de Alemania o a los comunistas o  a los empiristas ingleses y es que realmente despreciaba casi todo lo que había incluyéndose a él pero lo que si dejaba en claro será  que el pueblo  cristiano era la verdadera peste de la humanidad si bien los judíos eran dañino según el, pues los cristianos eran el siguiente paso, la expresio0n radical de la negación de la vida al menos en la tradición judía nuestro mesías sería un guerrero que traería la gloria y no ese dios asesinado al que adoran los que siguen una de las religiones más negadoras de la vida.

En el texto las afirmaciones del alemán son claras no sentina simpatía pero si mucho menos desprecio por los judíos que  por los cristianos y tenía muchas razones para  ello, entendía las condiciones en las que se formó  el antisemitismo como este se convirtió en una especie de filtro de manera similar al os prejuicios morales que tanto cuestiona en sus demás trabajos, para el autor del anticristo los judíos de lejos no serán los causantes de los problemas del mundo, solo un grupo más ala que había que juzgar para adquirir poder y fingir que llegarían las soluciones de manera mágica algo que Nietzsche no era capaz de perdonar a nadie.

El llamado deshacer los valores occidentales que se presenta en ese libro no implica la destrucción de la cultura judía sino más bien de la cultura occidental como una especie de apéndice secularizado de la religió católica y de sus derivados que lo único que consiguieron fue separa más a los pueblos y sembrar odio por toda Europa y el mundo, algo que  el pueblo judío no hubiera hecho porque jamás las matanzas estuvieron dentro de sus planes.

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